Los creadores de la I promoción del Centro 4C de Cuenca inician su residencia artística en la Casa de la Demandadera
Diez jóvenes talentos del arte, la literatura y la investigación comienzan su residencia en el 4C de Cuenca, impulsado por la Fundación Antonio Gala.
La Casa de la Demandadera, en pleno casco histórico de Cuenca, acoge desde esta semana a los diez integrantes de la primera promoción del Centro de Creadores Contemporáneos de Cuenca (4C), un ambicioso proyecto cultural gestionado por la Fundación Antonio Gala, que se desarrollará hasta diciembre de 2025. Seis artistas visuales, tres escritores y una investigadora darán forma a sus proyectos personales en este espacio de residencia, formación y diálogo interdisciplinar.
Arte
Francisco Baena Torres (Priego de Córdoba, 1999) destaca por su enfoque crítico e irónico sobre las imágenes digitales y su traducción al plano físico, empleando estrategias como el apropiacionismo, el meme y la imagen pobre. Ha expuesto en espacios de renombre en España, EE.UU., Corea del Sur y Emiratos Árabes, y cuenta con obra en relevantes colecciones públicas.
Ilaria Cutolo (Nápoles, 1996), formada entre Italia y España, centra su investigación pictórica en el hogar como espacio de memoria, explorando las relaciones entre objetos cotidianos y gestos íntimos.
María García Góngora (Almería, 1999) emplea el ganchillo como lenguaje artístico, cuestionando la asociación tradicional entre lo doméstico y lo femenino, y planteando un discurso plástico fragmentado e inquietante sobre la identidad femenina.
Marina Íñiguez Calero (Villarrobledo, 2001), artista interdisciplinar, articula un proyecto que recupera tradiciones rurales de Castilla-La Mancha desde la escultura, la instalación y el audiovisual. Una apuesta por lo ancestral como identidad viva, frente al olvido y la despoblación.
Lucía Tello Molina (Sevilla), con experiencia en residencias internacionales y programas de arte emergente, combina en su trabajo la memoria, la escritura y la creación plástica a través de cartas, objetos efímeros y materiales encontrados, generando paisajes en transformación.
María Tenoury Díaz (El Hierro, 1999) crea desde la fotografía y la instalación, explorando la fragilidad de la memoria y la naturaleza etérea de las imágenes. Su obra propone espacios de contemplación poética y silenciosa.
Investigación
Perla Taina Alejo Ramos (República Dominicana, 1999), investigadora y artista multidisciplinar, centra su proyecto en la ruta del mimbre de la Serranía de Cuenca, combinando documentación audiovisual, entrevistas y materiales encontrados. Su trabajo enlaza patrimonio y memoria sensorial, con una mirada crítica hacia la desaparición de los oficios tradicionales.
Literatura
Álvaro Guardiola Haro (Cieza, 1998) abordará el proceso de escritura de una novela y su posterior adaptación al cine, explorando la pérdida de la inocencia en una historia sobre la amistad, el amor y el paso a la vida adulta.
Diego Santana Caunedo (La Habana, 1997), reconocido con importantes galardones internacionales, escribe en Cuenca una novela sobre la emigración y el desencanto generacional, titulada La primera mentira, donde la amistad y la ruptura de lo eterno marcan el tono narrativo.
Kevin Soto Perdomo (La Habana, 2000), periodista, traductor y narrador, trabaja en Música de ascensor, una novela en la que la espera se convierte en metáfora de lo cotidiano. Un texto híbrido que bebe de referencias culturales dispares, desde Borges hasta Cartoon Network, en una exploración de la melancolía urbana y la memoria sensorial.
La Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores impulsa este proyecto con el espíritu que desde su origen ha guiado su labor: ofrecer a los jóvenes talentos un espacio y un tiempo para crear libremente, sin más obligación que la de entregarse a su vocación.
Preside su actividad diaria un lema tomado del Cantar de los Cantares: «Pone me ut signaculum super cor tuum», «Ponme como un sello sobre tu corazón». Esa es la idea que impregna también este nuevo proyecto en Cuenca: que el paso por esta casa marque para siempre el corazón de quienes la habitan, que se reconozcan como parte de una misma comunidad creadora, incluso sin haberse conocido. Que su estancia en el 4C sea un paso decisivo hacia una vida dedicada a la creación.