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MADUREZ Y MAESTRÍA. concierto 5 cARdeneTE SONADO 2024. ecos de nuestra tierra

Pedro Rabasco y Juan Ortiz de Mendivil nos ofrecieron la tarde del sábado 15 de junio un sólido concierto que parecía estar en continuidad con el de la tarde anterior.

En la primera obra nos mostraron la transición del piano forte al piano moderno, un cambio de era, del barroco al clasicismo, de la mano de uno de los hijos de J. S. Bach, J. Christian Bach con su sonata I.

Presentaron a continuación la plenitud de la forma en el clasicismo con la Sonata en si bemol mayor que W. A. Mozart tocaba con su hermana en la intimidad de su hogar. La composición de piano a cuatro manos de Mozart anticipa la concepción de orquesta sinfónica en un solo instrumento. El Adagio pleno de expresión y sensibilidad nos emocionó evocando esa calidez familiar y acogedora.

Pasamos al romanticismo con los valses Op 39 de Brahms. Aprovechando esta forma musical  los intérpretes derrocharon sentimiento, emoción y poder de comunicación. Detectamos que un toque más pausado de estas breves piezas hubiese sido mejor por la acústica del templo, cuyo artesonado tiene como efecto la reververación; sin embargo, como confesó Juan al terminar esta obra,  «son horribles de tocar, aunque parezcan sencillas».

Y del romanticismo al impresionismo en las dos últimas obras: «Petite Suite» de Debussy  y «Mi madre la oca» de Ravel; ambos pianistas desbordaron color, pincelada, timbre cristalino, descripción pictórica… Del mismo modo que el pintor impresionista desdibuja el contorno preciso de las figuras,  centrando la atención del espectador en la impresión de la luz sobre los objetos más que en el límite de los mismos, así Juan y Pedro reflejaron muy bien los sentimientos que provocaban lugares en los nunca habían estado, escuchando esta música pictórica, estas ensoñaciones infantiles. Recrearon con definición  los espacios y los personajes tanto en la interpretación de Debussy como en la de Ravel .

En la última pieza, Pedro Rabasco y Juan Ortiz de Mendivil cambiaron de mano: quién estaba a la izquierda del teclado con el control de los graves, pasó a la mano derecha, y viceversa.

Para responder a la cálida y generosa ovación del público asistente nos premiaron con la divertida, alegre y jocosa «Comedian’s galop» de Kabalevsky, por lo que nos  despedimos de este concierto 5 con una de esas sonrisas que iluminan el alma.

Antonio López Villar.

Fotografías: A. L. V. y Julio Urbán.

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