Un año después de la DANA, Cruz Roja ha materializado ya el 54% de las donaciones y atendido a más de 143.000 personas afectadas
Hasta la fecha, el 90% de los negocios apoyados por Cruz Roja han conseguido reanudar su actividad y el 6% tiene previsto nuevas contrataciones
Un año después de que una DANA golpeara con fuerza el sur de Valencia y otras localidades de Cuenca, Albacete y Málaga, dejando tras de sí miles de personas afectadas, infraestructuras dañadas, y comunidades impactadas por una situación sin precedentes en nuestro país, Cruz Roja Española hace balance de su intervención: más de 143.000 personas atendidas, 61,5 millones de euros ejecutados, y una estrategia a tres años que sigue reconstruyendo vidas y comunidades.
Desde el primer momento, Cruz Roja activó un ambicioso Plan de Respuesta a tres años, con un objetivo claro: no dejar a nadie atrás y acompañar a las personas en la reconstrucción de sus vidas. Con una dotación de 115 millones de euros en donaciones (48 millones de particulares, 58,7 de empresas y fundaciones, 5,5 de otras Cruces Rojas y 2,8 de administraciones públicas), la Organización ha ejecutado ya el 54% de los fondos, movilizando a 7.000 personas (voluntarias y personal laboral) y realizando cerca de 490.000 asistencias.
“La colaboración con entidades locales, empresas y donantes ha sido clave para para transformar la ayuda en oportunidades reales de recuperación”, destaca Herminia Magán, responsable del Plan de Respuesta ante la Dana de Cruz Roja Española.
Actuaciones en Mira y en la provincia de Cuenca
Desde el inicio de la emergencia, Cruz Roja fue activada por el Plan de Emergencias de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, desplazando a 24 personas, entre personal técnico y voluntariado, que permanecieron nueve días interviniendo en el terreno. Durante este periodo, Cruz Roja se encargó de la preparación y distribución de alimentos y suministros básicos para las familias afectadas y los equipos de intervención, así como de la clasificación y organización de las donaciones recibidas por el Ayuntamiento de Mira. También facilitó la movilidad de personas con dificultades de desplazamiento y distribuyó agua y alimentos a localidades afectadas de Valencia, coordinándose con compañeros y compañeras de Cruz Roja de estas zonas.
Una vez superada la fase más crítica, y además de tramitar, en colaboración con los servicios sociales, ayudas para necesidades básicas, Cruz Roja centró sus esfuerzos en el bienestar emocional de la población afectada. En este marco, desde el 23 de abril, la organización humanitaria desarrolla dos veces por semana un taller destinado al bienestar emocional para personas mayores afectadas por la DANA, dirigido a una veintena de participantes. El taller combina ejercicios de memoria y estimulación cognitiva con gimnasia adaptada y actividades de socialización, ofreciendo un espacio de apoyo, convivencia y bienestar. Amelia, de 82 años, vecina que asiste al taller, comenta: “Es un lugar de alegría y compañía que me ayuda a sobrellevar la tristeza”.
Igualmente, se ha dado respuesta a necesidades puntuales planteadas por personas afectadas por esta catástrofe. Por ejemplo, se facilitaron los traslados médicos de un matrimonio octogenario, temporalmente reubicado en El Peral (Cuenca) tras perder su vivienda en Paiporta (Valencia), asegurando la continuidad de sus tratamientos y el acompañamiento necesario desde junio hasta la actualidad.
En cuanto a las ayudas de primera necesidad, se trabaja de manera coordinada con los servicios sociales de la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento de Mira y otras entidades locales. Muchas de estas necesidades se pudieron cubrir con las donaciones recibidas, por lo que Cruz Roja se encargó de preparar y distribuir lotes de alimentación, higiene y limpieza. Además, se gestionaron una decena de prestaciones destinadas a material escolar, gafas y alquiler, dentro del marco del Plan de Respuesta ante la DANA.
“Un año después de la emergencia, Cruz Roja pone en valor la excelente coordinación con la Junta de Comunidades, el Ayuntamiento y las entidades locales, así como la rápida y comprometida respuesta del personal técnico y voluntario de Cruz Roja. Asimismo, queremos destacar la importancia de trabajar a medio y largo plazo la salud y el bienestar emocional de las personas afectadas, un aspecto que Cruz Roja, como organización especializada en emergencias, tiene muy presente y que constituye el eje de nuestra intervención actual”, afirma Marta del Pozo, coordinadora provincial de Cruz Roja en Cuenca.

Respuesta integral, centrada en las personas
El Plan de Respuesta diseñado por Cruz Roja Española ha permitido articular una respuesta integral, territorializada y centrada en las personas. Gracias a la implicación del voluntariado, el personal laboral, las alianzas con empresas, administraciones y entidades sociales, se han podido canalizar recursos y acciones que van desde la entrega de ayudas económicas hasta la formación en preparación ante futuras emergencias.
En los primeros días, la prioridad fue atender necesidades básicas y garantizar la seguridad de las personas. Se desplegaron equipos de respuesta inmediata, se habilitaron albergues temporales, se distribuyeron alimentos, agua, kits de higiene y descanso, y se ofreció apoyo psicosocial urgente. Esta fase estuvo marcada por la rapidez, la coordinación con las autoridades y la movilización de recursos humanos y materiales de Cruz Roja que se movilizaron desde todas las comunidades autónomas. Para cubrir las necesidades de la fase de respuesta inmediata se ejecutaron más de 9,2 millones de euros.
A medida que se estabilizó la situación, Cruz Roja comenzó a identificar y valorar las necesidades a medio y largo plazo, entre las que se incluían la rehabilitación de viviendas, la entrega de electrodomésticos, la recuperación de los espacios comunitarios y educativos, y un aspecto muy a tener en cuenta: el bienestar emocional de las personas afectadas.
Entre las respuestas ofrecidas en esta fase de recuperación destaca la entrega de 22.673 tarjetas monedero por valor de 31.087.259 euros a familias especialmente vulnerables, que les ha permitido decidir en qué invertir la ayuda según sus necesidades reales.
Además, se han identificado 3.068 negocios con necesidad de soporte, entregando hasta el momento 2.547 ayudas económicas y acompañamiento para la reactivación económica y el empleo, lo que ha supuesto un importe superior a los 12,14 millones de euros. Los negocios solicitantes de ayuda pertenecen principalmente a los sectores de servicios, industria, construcción y agrícola.
A fecha de hoy, cerca del 90% de los negocios apoyados por Cruz Roja han conseguido reanudar su actividad, y de estos, el 6% tienen previsto realizar nuevas contrataciones. Esto supone que 6.177 personas han recuperado sus medios de vida (autónomas y por cuenta ajena), cifra que se eleva a 10.347 personas si tenemos en cuenta a las unidades familiares que también se han visto beneficiadas por este apoyo.
Por otra parte, Cruz Roja ha entregado 14.510 electrodomésticos (lavadoras, neveras, microondas…), por valor superior a los 3,7 millones de euros, y ha recibido 342 solicitudes para la rehabilitación de viviendas, que se encuentranactualmente en trámite. Entre las solicitudes recibidas están el cambio de puertas y ventanas, instalación eléctrica o reforma integral de espacios de la vivienda como cocinas o dormitorios.
El cuidado de la salud emocional en estas situaciones es también sumamente importante. De esta manera, se han llevado a cabo 7.535 intervenciones psicosociales individuales, a través de talleres de resiliencia y actividades de acompañamiento emocional, especialmente con infancia y juventud.
Paralelamente, se ha trabajado para facilitar la movilidad, autonomía y seguridad de las personas, llevando a cabo 5.675 movilizaciones con sillas oruga eléctricas. Estas peculiares sillas, que cuentan con un sistema de cadenas para “salvar” las escaleras, han supuesto un importante elemento para personas con movilidad reducida que, de otra manera no habrían podido salir de casa al encontrarse los ascensores estropeados.
Por otra parte, se han realizado 11.150 horas de atención domiciliaria, y entregado más de 400 productos de apoyo como camas articuladas, sillas de ruedas y andadores, todo ello coordinado con los servicios sociales y de salud.
Cruz Roja también ha facilitado en 1.295 ocasiones el acceso a derechos y orientaciones jurídicas, gracias al apoyo de personas con perfil jurídico que han acompañado en acciones relacionadas con las aseguradoras o con los cambios en la ley de extranjería.
Fortaleciendo capacidades
Una vez superada la fase más crítica de la emergencia, y con la recuperación en marcha, Cruz Roja ha orientado parte de su estrategia hacia el fortalecimiento de capacidades locales y la resiliencia comunitaria, entendida como la capacidad de las personas y comunidades para anticiparse, resistir, adaptarse y recuperarse ante futuras emergencias.
Siguiendo este objetivo, se ha reforzado la red territorial de Cruz Roja en Valencia, con la apertura de nuevos puntos de presencia local y la recuperación de sedes y almacenes afectados con el fin de seguir trabajando las necesidades de las familias de esas zonas.
Dentro de las acciones comunitarias y medioambientales, se han recuperado espacios deportivos, rehabilitado centros educativos y clubes deportivos, recuperado material tecnológico y didáctico, y realizado labores de rehabilitación de entornos naturales, como el de la Albufera, con la participación de 189 personas voluntarias.
Con estas acciones se busca no sólo devolver la funcionalidad a los centros educativos o espacios de encuentro, sino también convertirlos en lugares seguros y preparados para futuras contingencias. Para ello, se ha promovido la escucha activa y el protagonismo de las personas afectadas en el diseño de las respuestas, fortaleciendo su autonomía y capacidad de decisión,
Además, se ha colaborado con entidades locales y empresas, que han aportado también recursos para la recuperación de instalaciones deportivas y educativas.
Por otra parte, se han creado grupos motores de acción comunitaria en municipios como Sedaví, Paiporta y Algemesí, con el objetivo de pilotar iniciativas de recuperación desde la propia comunidad, y se han realizado actividades intergeneracionales, culturales y de ocio que han permitido reconstruir vínculos sociales, especialmente en zonas donde la DANA afectó gravemente la convivencia y el tejido social.
Infancia y Juventud
Para Cruz Roja, la atención y cuidado a la infancia y juventud es siempre primordial, máxime en situaciones como las vividas durante la DANA, y sus consecuencias posteriores. En este sentido, Cruz Roja Juventud, sección juvenil de la Organización, se ha volcado en diseñar y llevar a cabo campamentos, actividades lúdicas, acompañamiento educativo y entrega de material escolar, que han alcanzado aproximadamente a 3.000 niños, niñas y jóvenes.
Además, se han llevado a cabo talleres sobre trauma y resiliencia en centros educativos, con contenidos adaptados a la infancia y adolescencia, centrados en el desarrollo emocional, la empatía, el manejo del estrés y la comprensión de situaciones de crisis.
Apuesta por la preparación ante nuevos desafíos
La preparación ante desastres no es algo nuevo para Cruz Roja. Por ello, cuenta con una Estrategia de Reducción de Riesgos de Desastres que pone el foco en fortalecer la resiliencia de las comunidades y mejorar su capacidad de respuesta ante emergencias, lo que se logra a través de la promoción de la resiliencia comunitaria, la preparación y respuesta ante desastres, y la adaptación al cambio climático. Incluye también la capacitación en identificar riesgos, la implementación de sistemas de alerta temprana, y la realización de actividades para mitigar los efectos del cambio climático.
La intervención de Cruz Roja en esta DANA ha pasado de la respuesta urgente en la emergencia a una estrategia integral y sostenida, que combina la atención a las necesidades inmediatas con el acompañamiento a medio y largo plazo, la reconstrucción de medios de vida y la promoción de la resiliencia comunitaria, todo ello con una mirada centrada en las personas y en la equidad.
En definitiva, el fortalecimiento y la resiliencia comunitaria no son una fase final, sino una estrategia transversal que acompaña todo el proceso de recuperación. Cruz Roja apuesta por comunidades informadas, cohesionadas y preparadas, capaces de afrontar los desafíos del presente y del futuro con autonomía, solidaridad y capacidad de respuesta.
En este sentido, se están llevando a cabo talleres de preparación ante nuevas emergencias, y se han planificado simulacros y actividades prácticas para que las familias puedan elaborar sus propios planes de emergencia domésticos, incluyendo rutas de evacuación, puntos de encuentro y gestión de suministros básicos.
Para reforzar estas acciones, se han preparado mochilas de emergencia para entregar a las personas participantes de los talleres. Estas mochilas llevan material esencial para estar preparados ante una nueva emergencia, tales como batería solar, radio de dinamo, funda protectora de documentación, manta para frío y calor, entre otras, priorizando aquellos materiales más difíciles de conseguir en el mercado, bien por el stock o por su coste.
“La generosidad y compromiso de todas las personas, empresas y entidades ha sido fundamental para llegar a cada rincón, y construir juntos un camino hacia la resiliencia”, concluye Herminia Magán.

